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Para la mitad de los textiles, la gestión del color sigue siendo un reto

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Hoy en día, se espera una gratificación instantánea. Y la moda no es una excepción. De las pasarelas a las películas, de los programas de televisión a las pantallas de nuestros teléfonos, los influenciadores de estilo están en todas partes. Y dondequiera que haya un influenciador de estilo, hay consumidores ansiosos que quieren las últimas tendencias en sus armarios, bueno… ayer.

Esto hace que las marcas y las fábricas textiles tengan dos prioridades que a menudo compiten entre sí: responder a las tendencias lo más rápido posible y mantenerse fieles a la identidad de la marca. Afortunadamente, los avances en la medición digital precisa de los textiles de un solo color han venido al rescate. Pero, ¿por qué no podemos medir digitalmente el color de productos textiles más detallados, como patrones, adornos, hilos, cremalleras y encajes?

Es hora de que eso cambie. ¿Qué hace falta para estar a la altura de las circunstancias? Vamos a sumergirnos. Pero primero, un vídeo:


La historia de la medición digital de textiles monocolor

Hace tiempo, responder a las tendencias con los colores adecuados y coherentes era ineficiente, costoso y muy subjetivo. Al fin y al cabo, un color puede parecer muy diferente dependiendo de a quién se le pregunte y de la iluminación en la que se encuentre esa persona cuando llegue a sus conclusiones sobre el color. También había otros obstáculos importantes para el análisis preciso del color:

  1. Las muestras se enviaban a la sede de la marca para su aprobación final, lo que añadía semanas al proceso de desarrollo.
  2. La plantilla media de los equipos de color ha disminuido drásticamente con el paso del tiempo, tanto en el lado de la marca como en el de la cadena de suministro.

Afortunadamente, varios cambios en la industria eliminaron parte de la presión del proceso de conseguir rápidamente las tendencias que buscaban los consumidores:

  1. Las marcas empezaron a establecer oficinas regionales en las que se podían dar las aprobaciones, ahorrando semanas en el calendario de desarrollo.
  2. La designación de normas de color diseñadas y la implantación de acreditaciones en la cadena de suministro acortaron -y a veces eliminaron- el proceso de aprobación del color para las muestras de desarrollo.
  3. El uso de espectrofotómetros (herramientas para medir con precisión el color de un material), programas informáticos de control de calidad y cajas de luz (para ver el aspecto de un color bajo múltiples luces) hizo que gran parte del proceso fuera más objetivo y permitió ahorrar costes y responder con mayor rapidez y precisión a las tendencias.

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La pieza que falta: La medición digital más allá de los colores individuales

A pesar de su condición de cambios en la industria, los avances logísticos y tecnológicos de los que acabamos de hablar tienen una gran limitación: sólo se aplican a los colores sólidos. Y no nos referimos sólo a que los lunares, las flores y las rayas queden fuera.

El análisis de los encajes, las cremalleras, los hilos e incluso las prendas con un ribete de color diferente recae en expertos en color y diseñadores altamente cualificados (y muy bien pagados) para analizarlos, lo que consume un tiempo valioso que podría emplearse en otra cosa. Este es el aspecto actual del proceso:

  1. Los proveedores hacen una revisión visual de estos textiles no sólidos.
  2. A continuación, envían muestras al extranjero para que una marca haga exactamente lo mismo (es de esperar que las marcas y los compradores tengan la misma experiencia visual).
  3. Como es de esperar, las muestras rechazadas suelen ser inevitables. Cuando eso ocurre, da lugar a más revisiones, lo que alarga todo el proceso.

En un mundo en el que hay una aplicación para todo, estos expertos en color y diseñadores siguen ordenando alfabéticamente las muestras de color y archivándolas. Y por muy hábiles que sean, incluso el equipo de color más experimentado no ve el color de la misma manera un lunes que un viernes. Se puede culpar a los diseñadores, pero en realidad es un problema de evaluación visual. Entonces, ¿qué debe hacer un experto en color cuando hacer esperar al consumidor no es una opción?

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La ingeniería de la respuesta

La clave para introducir estos materiales “no medibles” en el juego de la gestión digital del color es un enfoque denominado imagen hiperespectral, en el que los sensores recogen la información como un conjunto de imágenes, en lugar de una sola.

Digamos, por ejemplo, que la última tendencia es un elaborado estampado floral. Las imágenes hiperespectrales permiten desglosar esa huella en muchas imágenes diferentes a través del espectro electromagnético. A continuación, esas imágenes se preparan para la medición objetiva combinándolas en algo llamado cubo de datos hiperespectrales. Lo que se obtiene es un análisis preciso de cada color del patrón (o del encaje, la cremallera, la tela o el ribete). También hay muchos empleados aliviados en las marcas y fábricas textiles.

Este enfoque de la medición del color puede ser nuevo en el mundo de los textiles, pero las imágenes hiperespectrales no son tan nuevas en otras industrias. Se utiliza en astronomía para cartografiar galaxias y estrellas, en agricultura para evaluar cultivos enfermos y en geología y geografía para medir la topografía y las fuentes de humedad. También tiene aplicaciones biomédicas y de vigilancia.

People working together in a conference room.

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